Con el asilo suspendido, migrantes quedan acorralados en la frontera México-EE UU
Familias que no quieren o no pueden regresar a sus países de origen permanecen en albergues un mes después de la toma de posesión de Trump.
En albergues con cientos de personas en México, la esperanza ha dado paso al desaliento tras la toma de posesión de Trump y el bloqueo de las vías para solicitar asilo.
«El 17 de enero recibí la confirmación de que tendría audiencia el 9 de febrero para ingresar a EE UU. Sentí una alegría inmensa y dije: ‘Gracias, Dios, porque todo lo que sufrimos tuvo un propósito’», relata la hondureña Wendy Yamileth, de 42 años.
«El día en que se canceló la cita, no pude sentir nada», dice, con los ojos llenos de lágrimas.
Entre los decretos que Trump firmó horas después de asumir el cargo, uno eliminó este servicio. Unas 30.000 audiencias concertadas hasta febrero fueron canceladas.
Parte de estas personas ya se encontraba en la frontera. Wendy es una de las 250 personas en uno de los tres albergues de Matamoros. En una carpa vecina, la hondureña Marlén Cabrera, de 40 años, también tenía una audiencia el 9 de febrero para solicitar asilo para ella, sus cuatro hijas y una nieta.
Por ahora, Marlén confía en que Trump reabrirá el asilo en algún momento. «Aunque la noche sea oscura, sé que amanecerá. Cuando la situación parece peor, la fe debe fortalecerse», asegura. Sin embargo, el republicano no ha dado señales de cuánto tiempo permanecerán los migrantes en la incertidumbre en su camino hacia EE UU.
Folha Internacional